Una niña de siete años sobrevive libre de enfermedad
tras la terapia genética experimental
Denise Grady (NYT) Philipsburg
ELPAÍS
La pasada primavera, Emma Whitehead que
entonces tenía seis años, estaba al borde de la muerte. Su leucemia se había
reproducido por segunda vez después de la quimioterapia, y a los doctores no
les quedaban alternativas. Desesperados por salvarla, sus padres la llevaron al
Hospital Infantil de Filadelfia a probar un tratamiento experimental. Hasta
entonces no se había intentado en niños ni en nadie con el tipo de leucemia de
Emma. El experimento usaba un tipo de virus inactivado para reprogramar el
sistema inmune de Emma para que atacara a las células cancerígenas. El
tratamiento casi la mata, pero siete meses después sigue libre de cáncer.
Para llevar a cabo la terapia, los médicos
extraen del paciente millones de células T, un tipo de glóbulos blancos, y les
insertan genes que les hacen capaces de matar las células cancerígenas. Emma
había sido diagnosticada con cinco años de una leucemia linfoblástica aguda.
Se trata de una terapia, desarrollada en la
Universidad de Pensilvania, que también se está ensayando en otros lugares.
Tres adultos tratados en ese centro han tenido también una remisión completa de
su cáncer. De ellos, dos llevan bien más de dos años [el periodo para
considerar superado un cáncer son cinco]. En otros casos los resultados no han
sido tan buenos, pero pese a ello, expertos en oncología independientes señalan
que se trata de un método muy prometedor, ya que incluso en esta fase tan
temprana de ensayos ha funcionado en casos desesperados.
El método tiene algo malo: el primer síntoma
de que está funcionando es que el paciente enferma gravemente, con temblores y
fiebres. Es lo que los oncólogos llaman sacudir y cocer (shake and bake
en inglés), y que es lo que casi mata a Emma. También se pueden anegar los pulmones
y causar peligrosas caídas de tensión. Los investigadores trabajan para
paliarlo.
Emma sobrevivió, y a las 11 horas los médicos
vieron la causa del proceso: su interleukina-6 se había disparado, y, por
suerte, había un fármaco para bajarla: se trataba de un medicamento que usaba
la hija de Carl June, el médico que dirigía el equipo, para tratar su artritis
reumatoide. El oncólogo, Stephan A, Grupp ordenó que se la dieran. La niña
permaneció una semana sedada. El 2 de mayo el personal de la unidad de cuidados
intensivos le cantó el Cumpleaños feliz.
Imagem: Emma
Whitehead, en una foto extraída de su perfil de Facebook.
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