MADRID.- La Navidad despierta la nostalgia. Por los seres queridos que ya no están, por el recuerdo de esa muñeca que un año dejaron los Reyes Magos o, simplemente, por la vuelta a casa. Pero nada de ponerse tristes en estas fechas. Estos recuerdos, que al principio pueden hacer aparecer algunas lágrimas, dejan al final un sabor alegre y tienen un efecto positivo en el estado de ánimo, según los últimos estudios sobre el tema.
El concepto que la medicina le ha dado a este sentimiento, que no entiende de edades ni de sexos, ha ido evolucionando a lo largo de los años. En los siglos XVII y XVIII se consideraba que era casi una enfermedad y sus síntomas característicos eran los sollozos, un latido cardiaco irregular y la anorexia. La nostalgia se atribuía a causas tan variadas como la presencia de demonios en el cerebro, los efectos de la presión atmosférica o al sonido ininterrumpido y continuado de unas campanas.
La visión cambió a principios del XX, cuando pasó a considerarse un trastorno psiquiátrico y también cambiaron las señales de alarma: eran el insomnio, la ansiedad y la depresión las que indicaban que la nostalgia iba a hacer una pronta aparición.
Pero los trabajos realizados por un equipo de la Universidad de Southsampton (Reino Unido), publicados en 'Current Directions in Psychological Science', dan un nuevo significado a la nostalgia. "Hemos visto que este sentimiento mejora la salud, aumenta la autoestima, fortalece los lazos sociales y hace que la vida cobre más sentido", explica a elmundo.es Tim Wildschut, coordinador de las investigaciones.
"Aunque históricamente la nostalgia ha sido tratada como un problema, lo cierto es que es una estrategia fundamental para el ser humano, que se puede utilizar para contrarrestar el sentimiento de soledad y para escapar de los problemas cotidianos", añade Wildschut.
Para llegar a esta afirmación, el experto y su equipo hicieron diferentes pruebas que inducían a la nostalgia –como escribir o leer textos, evocar recuerdos de la infancia, etc.- a distintos grupos de estudiantes británicos, chinos y norteamericanos. "Aquellos que evocaban un recuerdo nostálgico se sentían luego mucho más felices que quienes habían recordado algo ordinario", dice el autor. Además, otro dato sorprendente es que el 80% de los jóvenes participantes reconoció experimentar nostalgia "al menos una vez a la semana", lo que indica que no es algo propio de los mayores.
El poder de una canción
La melodía de una canción que recuerda un viejo amor, el olor de un plato que nos evoca las comidas de la abuela, una fotografía perdida entre las páginas de un libro o una conversación con amigos. Cualquier objeto puede despertar en la persona la nostalgia. Sin embargo, las investigaciones muestran que hay dos factores especialmente claves a la hora de hacer salir este sentimiento: el mal humor y la sensación de soledad.
"Gracias a la nostalgia, que impulsa la inspiración y el optimismo, uno vuelve a sentirse querido y, la soledad, desaparece", explica el investigador de Southsampton, que reconoce que hablar con elmundo.es despierta en él recuerdos nostálgicos de "sus veraneos en Huesca cuando era adolescente... y también de las mujeres españolas".
La historia de un sentimiento
Fue Ulises, el itinerante más famoso de la historia, el que inspiró sin saberlo el término nostalgia. Tras salir victorioso de la Guerra de Troya, el único objetivo del guerrero, según cuenta Homero, era regresar a su isla natal, Ítaca, y reunirse con su esposa Penélope. Un periplo que duró nada más y nada menos que una década.
Durante los tres primeros años, Ulises se enfrentó con todo tipo de monstruos y criaturas. Y de todos los combates salió victorioso. Después llegó a la isla de Ogigia, donde la ninfa Calipso lo acogió entre sus brazos durante siete años. El amor posesivo de Calipso por Ulises la llevó a hacerle una oferta, aparentemente irrechazable. "Si te quedas conmigo gozarás de la inmortalidad y de una juventud eterna", le dijo. Pero la respuesta del héroe no fue la esperada por la ninfa. "¡No te enojes venerada deidad! Conozco muy bien que la prudente Penélope te es inferior en belleza y en estatura; siendo ella mortal y tú inmortal y exenta de vejez. No obstante, deseo y anhelo continuamente irme a mi casa y ver lucir el día de mi vuelta" (Odisea, V, 215-225).
El amor romántico de Ulises por Penélope y su imagen abatida en la costa, mirando fijamente el mar y pensando en su regreso, han dado sentido a la palabra nostalgia, que viene de 'nostos' (retorno) y 'algos' (dolor).
Aunque, según indica Wildschut, las referencias a esta emoción se pueden encontrar también en textos de Hipócrates, Julio César e, incluso, en la Biblia.
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2008/12/19/neurociencia/1229709456.html
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El concepto que la medicina le ha dado a este sentimiento, que no entiende de edades ni de sexos, ha ido evolucionando a lo largo de los años. En los siglos XVII y XVIII se consideraba que era casi una enfermedad y sus síntomas característicos eran los sollozos, un latido cardiaco irregular y la anorexia. La nostalgia se atribuía a causas tan variadas como la presencia de demonios en el cerebro, los efectos de la presión atmosférica o al sonido ininterrumpido y continuado de unas campanas.
La visión cambió a principios del XX, cuando pasó a considerarse un trastorno psiquiátrico y también cambiaron las señales de alarma: eran el insomnio, la ansiedad y la depresión las que indicaban que la nostalgia iba a hacer una pronta aparición.
Pero los trabajos realizados por un equipo de la Universidad de Southsampton (Reino Unido), publicados en 'Current Directions in Psychological Science', dan un nuevo significado a la nostalgia. "Hemos visto que este sentimiento mejora la salud, aumenta la autoestima, fortalece los lazos sociales y hace que la vida cobre más sentido", explica a elmundo.es Tim Wildschut, coordinador de las investigaciones.
"Aunque históricamente la nostalgia ha sido tratada como un problema, lo cierto es que es una estrategia fundamental para el ser humano, que se puede utilizar para contrarrestar el sentimiento de soledad y para escapar de los problemas cotidianos", añade Wildschut.
Para llegar a esta afirmación, el experto y su equipo hicieron diferentes pruebas que inducían a la nostalgia –como escribir o leer textos, evocar recuerdos de la infancia, etc.- a distintos grupos de estudiantes británicos, chinos y norteamericanos. "Aquellos que evocaban un recuerdo nostálgico se sentían luego mucho más felices que quienes habían recordado algo ordinario", dice el autor. Además, otro dato sorprendente es que el 80% de los jóvenes participantes reconoció experimentar nostalgia "al menos una vez a la semana", lo que indica que no es algo propio de los mayores.
El poder de una canción
La melodía de una canción que recuerda un viejo amor, el olor de un plato que nos evoca las comidas de la abuela, una fotografía perdida entre las páginas de un libro o una conversación con amigos. Cualquier objeto puede despertar en la persona la nostalgia. Sin embargo, las investigaciones muestran que hay dos factores especialmente claves a la hora de hacer salir este sentimiento: el mal humor y la sensación de soledad.
"Gracias a la nostalgia, que impulsa la inspiración y el optimismo, uno vuelve a sentirse querido y, la soledad, desaparece", explica el investigador de Southsampton, que reconoce que hablar con elmundo.es despierta en él recuerdos nostálgicos de "sus veraneos en Huesca cuando era adolescente... y también de las mujeres españolas".
La historia de un sentimiento
Fue Ulises, el itinerante más famoso de la historia, el que inspiró sin saberlo el término nostalgia. Tras salir victorioso de la Guerra de Troya, el único objetivo del guerrero, según cuenta Homero, era regresar a su isla natal, Ítaca, y reunirse con su esposa Penélope. Un periplo que duró nada más y nada menos que una década.
Durante los tres primeros años, Ulises se enfrentó con todo tipo de monstruos y criaturas. Y de todos los combates salió victorioso. Después llegó a la isla de Ogigia, donde la ninfa Calipso lo acogió entre sus brazos durante siete años. El amor posesivo de Calipso por Ulises la llevó a hacerle una oferta, aparentemente irrechazable. "Si te quedas conmigo gozarás de la inmortalidad y de una juventud eterna", le dijo. Pero la respuesta del héroe no fue la esperada por la ninfa. "¡No te enojes venerada deidad! Conozco muy bien que la prudente Penélope te es inferior en belleza y en estatura; siendo ella mortal y tú inmortal y exenta de vejez. No obstante, deseo y anhelo continuamente irme a mi casa y ver lucir el día de mi vuelta" (Odisea, V, 215-225).
El amor romántico de Ulises por Penélope y su imagen abatida en la costa, mirando fijamente el mar y pensando en su regreso, han dado sentido a la palabra nostalgia, que viene de 'nostos' (retorno) y 'algos' (dolor).
Aunque, según indica Wildschut, las referencias a esta emoción se pueden encontrar también en textos de Hipócrates, Julio César e, incluso, en la Biblia.
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2008/12/19/neurociencia/1229709456.html
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